Spencer McBride: En los Estados Unidos, a lo largo de un amplio recodo del río Misisipi, se encuentra la ciudad de Nauvoo, Illinois. A partir de 1839, miles de Santos de los Últimos Días transformaron rápidamente aquella península pantanosa en una bulliciosa ciudad. A primera vista, los pasajeros de los barcos de vapor del Misisipi debieron haber pensado que estaban pasando frente a una ciudad ribereña más, pero se miraba algo que indicaba que Nauvoo era diferente. En el promontorio que dominaba el río —y en el centro de esa ciudad—, los Santos de los Últimos Días estaban construyendo un templo.
Una vez terminado, el Templo de Nauvoo sería el edificio más grande situado junto al río Misisipi en ese momento y, sin lugar a dudas, sería uno de los edificios más grandes del oeste de los Estados Unidos. Pero los constructores del Templo de Nauvoo no pretendían construir un simple monumento. Para ellos, el templo representaba algo más. Era un edificio sagrado, un lugar para que los Santos de los Últimos Días adoraran a Dios.
Aun así, cuando los habitantes de Nauvoo dieron la palada inicial del templo, lo hicieron con muy poco conocimiento de lo que acontecería en su interior. Por seguro creían que el templo los ayudaría a acercarse a Dios, pero no sabían necesariamente de qué manera ocurriría eso. Sin embargo, se sacrificaron enormemente por el templo al dedicar su tiempo, trabajo y una parte considerable de sus escasas posesiones para hacer realidad las bendiciones prometidas de ese edificio.
Este pódcast analiza ese sacrificio al examinar lo que el templo significaba para los Santos de los Últimos Días en la década de 1840. Sí, este pódcast habla de cómo se edificó el templo, pero no es el relato de su arquitectura. Nuestra investigación histórica se basa en una pregunta: ¿Qué papel desempeñó el templo en la vida y la devoción religiosa de los habitantes de Nauvoo?
Cuando pensamos en el Templo de Nauvoo con la perspectiva de los hombres y las mujeres que lo edificaron, comenzamos a entender el profundo significado del templo en la historia de los Santos de los Últimos Días. Esa es la meta de los próximos ocho episodios.
Esto es El Templo de Nauvoo: Un pódcast sobre Los documentos de José Smith, y yo soy Spencer McBride, el presentador.
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Spencer: Episodio 1: Una ciudad nueva, un templo nuevo
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Spencer: La historia del Templo de Nauvoo empieza años antes de que comenzara su construcción. Da principio con la difícil situación de miles de Santos de los Últimos Días como refugiados religiosos.
En 1838, en Misuri estalló la violencia entre los miembros de la Iglesia y muchos de los residentes de aquel estado. Había múltiples causas de aquella violencia: muchas tenían que ver con la inquietud que generaba el poder político y económico que los Santos de los Últimos Días podían ejercer. Además, como explica Brent Rogers —historiador adjunto de Los documentos de José Smith— el sentimiento de ser diferentes, en un sentido negativo, parecía seguir a los santos dondequiera que se congregaban.
Brent Rogers: Hay una larga historia relacionada con el traslado de los santos a Illinois y tal vez la mejor forma de resumirla se encuentre en los primeros diez años de la existencia de la fe Santo de los Últimos Días, en los que hubo confrontaciones y disputas frecuentes entre los santos y sus vecinos. Es obvio que la Iglesia es diferente en el aspecto religioso, pero también presenta unidad en los aspectos cultural, económico y político, y creo que esa unidad entre el grupo generó cierto temor entre los vecinos que no eran de la misma fe.
Spencer: A pesar de las distintas razones que las personas que los atacaban usaban para justificar su violenta oposición a los Santos de los Últimos Días, ya fueran de tipo económico, político, social o cultural, todas estaban relacionadas con prejuicios religiosos. En Misuri, los críticos de la Iglesia se burlaban de que los santos afirmaran que recibían revelación de Dios o que experimentaban sanaciones milagrosas por la imposición de manos. Para justificar la violencia contra los santos, los atacantes de Misuri tildaron sus creencias religiosas de fanatismo.
La tensión aumentó sobremanera y, finalmente, estalló la guerra entre los santos y las personas que habían formado un populacho. Se envió a la milicia estatal para mantener la paz, pero muchos de sus integrantes simpatizaban con el populacho y lo apoyaron en ese conflicto.
Finalmente, el gobernador de Misuri, Lilburn W. Boggs, emitió una orden ejecutiva que declaraba que se debía “tratar a los mormones como enemigos y, si [era] necesario para el orden público, se les debía exterminar o expulsar del estado”.
Así que, en 1838, cuando comenzaba el gélido invierno, los Santos de los Últimos Días abandonaron sus tierras y la mayor parte de sus pertenencias huyendo de Misuri a fin de preservar su vida.
Brent: Algo que creo que describe la situación de los santos es un relato evocador de un hombre llamado John Hammer. Tenía nueve años cuando los santos huyeron hacia el este y el norte y salieron del estado de Misuri hacia Illinois al comienzo del invierno. Muchos de ellos no tenían acceso a caballos ni carromatos y salieron a pie de sus casas, y asentamientos en Misuri, en condiciones invernales extremas, en dirección a Quincy, Illinois. Aquel niño recordaba, de manera vívida, las duras condiciones de su éxodo forzoso y escribió este conmovedor relato: “Al caer la noche, buscábamos un tronco o un árbol caído y, si teníamos la fortuna de encontrar alguno, encendíamos fogatas a sus costados. Quienes tenían mantas o ropa de cama acampaban lo suficientemente cerca como para disfrutar del calor del fuego, que permanecía encendido toda la noche. Nuestra familia, al igual que muchas otras, estaba casi descalza y algunas personas tenían que envolverse los pies con trozos de tela a fin de evitar que se congelaran y protegerlos de las aguzadas puntas del suelo congelado. En el mejor de los casos, esa protección era muy deficiente y a menudo la sangre de los pies dejaba marcas en la tierra congelada. Mi madre y mi hermana eran las únicas integrantes de nuestra familia que tenían zapatos, que quedaron gastados y casi inservibles antes de que llegáramos a las entonces hospitalarias orillas de Illinois”. Pueden ver las dificultades de aquel trayecto: no tenían el equipo, ni siquiera la ropa necesaria, para llevar a cabo ese largo viaje en invierno en condiciones cómodas.
Spencer: La forma más rápida de huir de Misuri para mantenerse seguros era ir hacia el este recorriendo más de 240 kilómetros (150 millas), cruzando el río Misisipi hacia Illinois. Desamparados y desesperados, los Santos de los Últimos Días entraron en la ciudad ribereña de Quincy, Illinois, esperando encontrar ayuda y compasión. Y, para su gran alivio, eso es exactamente lo que les esperaba.
Brent: Cuando cruzaron el río Misisipi hacia Quincy, Illinois, los residentes del lugar fueron muy hospitalarios y cordiales, alojaron a los refugiados y les dieron algunas provisiones para ayudarlos a pasar el resto del invierno. Es sorprendente que, habiendo enfrentado una situación en la que se les dijo que debían marcharse del estado por causa de su fe, fueran a otra comunidad que los acogió de manera provisional.
Spencer: Los santos contaron muchas historias acerca de la bondad y la caridad que los habitantes de Quincy les mostraron. Matthew Godfrey, historiador gerente y editor general de Los documentos de José Smith, compartió algunas de esas historias conmigo.
Matthew Godfrey: En ese momento, se encontraban en Quincy personas que más tarde recordaron la ayuda que les brindaron los habitantes de Quincy y hablaron al respecto. John L. Butler recordó que un hombre permitió que varias familias se quedaran, sin costo alguno, en diez o doce casitas que él había construido con la intención de alquilarlas, pero cuando vio que los santos no tenían dinero para pagarle, les permitió vivir en esas casas de manera provisional. Sarah P. Rich también mencionó que los habitantes de Quincy “hicieron todo lo posible para dar empleo a nuestros hermanos y ayudaron a muchos necesitados”. Nuevamente, los Santos de los Últimos Días se encontraron con una presencia acogedora en Quincy, algo que ciertamente era muy distinto de lo que habían vivido en Misuri con anterioridad.
Spencer: La bondad de los habitantes de Quincy fue inspiradora: acogieron a los Santos de los Últimos Días con los brazos abiertos. Aunque las prácticas religiosas de los santos eran diferentes a las de ellos, no dudaron en ayudarlos ni retuvieron la ayuda por pensar que no había suficiente para todos. En cambio, vieron a hombres, mujeres y niños que necesitaban ayuda y, simplemente, los ayudaron en todo lo que pudieron. Los santos se sintieron profundamente conmovidos por tanta caridad.
Matt: En enero de 1841, la Primera Presidencia de la Iglesia publicó una especie de proclamación en la que mencionaba su gratitud y reconocimiento por los habitantes de Quincy y de todo Illinois que acogieron a los santos destituidos. Entre otras cosas, la declaración afirma: “En el estado de Illinois encontramos asilo y fuimos recibidos amablemente por personas dignas del carácter de los hombres libres. Sería imposible enumerar a todos aquellos que, en momentos de profunda aflicción, noblemente nos brindaron alivio y, como el buen samaritano, pusieron aceite en nuestras heridas y atendieron con generosidad nuestras necesidades”. Un par de años después, la Primera Presidencia reconoció que los ciudadanos de Quincy jugaron un papel muy importante en la ayuda que se brindó a los Santos de los Últimos Días.
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Spencer: Aunque estos se sentían muy agradecidos por la hospitalidad de los habitantes de Quincy, sabían que tenían que encontrar un lugar propio donde pudieran comenzar a reconstruir sus vidas. Aun antes de salir de Misuri, los líderes de la Iglesia habían comenzado a considerar los terrenos disponibles en Illinois, un poco más al norte de Quincy. El lugar que tenían en mente se encontraba en una especie de península formada por un amplio recodo del río Misisipi. Los mapas de esa época indicaban que la ciudad de Commerce estaba en la península, pero, en realidad, Commerce era lo que los geógrafos llaman una “ciudad de papel”.
Este término se refería a un pueblo o una ciudad que estaba en el mapa, pero que en realidad no existía. En algunos casos, los cartógrafos incluían poblaciones ficticias en los mapas para detectar plagios entre quienes copiaban sus mapas y los vendían para lucrarse. Aunque Commerce no era ficticia en absoluto, no era una ciudad tan bien establecida como los mapas hacían suponer. De hecho, algunos mapas de la época todavía se referían a ese asentamiento por su nombre antiguo: “Venus”. Según el plano, la ciudad de Commerce se había planificado con varias calles que conformaban numerosas manzanas. Pero eso no fue lo que los santos encontraron cuando exploraron la zona, que con el tiempo llegaría a ser Nauvoo. En realidad, solo había unos cuantos edificios en toda la península. Matthew Godfrey lo explica:
Matt: Creo que la mejor descripción de Nauvoo en 1839 la dio John L. Butler en su autobiografía, en la que dice que Nauvoo era un lugar “bajo, pantanoso, lluvioso, húmedo y desagradable”. Y, básicamente, así era. Nauvoo era un pantano. Se encontraba en las llanuras junto al río Misisipi y, por ello, había mucha agua. Era una zona pantanosa. Había muchos mosquitos en la zona que transmitían la malaria. En ese momento, los santos no conocían la enfermedad con el nombre de malaria; la llamaban ague (fiebre), pero muchos santos contrajeron malaria en los veranos de 1839 y 1840, cuando recién se asentaron en la zona que llegaría a conocerse como Nauvoo. La historia manuscrita de José Smith también describía Nauvoo como un lugar “tan insalubre que muy pocas personas podrían vivir allí”. Por tanto, no era un buen lugar para que se establecieran los santos.
Spencer: Las condiciones deplorables de la península hacen surgir esta pregunta: ¿Por qué los santos escogieron ese lugar para reconstruir sus vidas?
Matt: Creo que parte de la respuesta es que los santos, en realidad, no tenían otra alternativa. Por una parte, estaban demasiado empobrecidos y enfermos en ese momento como para ir a cualquier parte que estuviera a gran distancia de Quincy. No creo que tuvieran medios para una migración masiva a otro estado o a otra zona que pudiera ser mejor que Nauvoo. Creo también que, debido a que se habían empobrecido tanto, tuvieron que intentar comprar tierras a crédito y, de hecho, José Smith y otros líderes de la Iglesia contrajeron muchas deudas para comprar los terrenos alrededor de Nauvoo y del otro lado del río Misisipi, en Montrose, en el territorio de Iowa. Tenían que encontrar gente que estuviera dispuesta a venderles a crédito una cantidad considerable de hectáreas de tierra, que no exigiera pagos en efectivo, o pagos en efectivo muy cuantiosos, y así encontraron algunas personas que poseían tierras en Nauvoo y en Montrose.
Spencer: Alex Smith, historiador de Los documentos de José Smith y experto en la historia de la Iglesia en Illinois, está de acuerdo con esa opinión.
Alex Smith: Creo que eso se debió en parte a la disponibilidad de grandes parcelas de terreno a bajo precio. Todo eso había formado parte de las tierras militares que comprendían trece condados de Illinois, que se habían apartado para que los veteranos de la guerra de 1812 las compraran al Gobierno federal a bajo precio, pero muchas de aquellas tierras acabaron siendo revendidas por los especuladores a quien las quisiera. Al final, había más de 240 hectáreas (600 acres) justo en la zona que la Iglesia podía comprar en masa. Así lo hicieron y terminaron adquiriendo la propiedad. Pero cuando llegaron allí, encontraron todo tipo de problemas para asentarse. Así que no se iban a mudar a una ciudad ya existente de por sí. Nos referimos a Commerce como una ciudad, pero se trataba más bien de unos pocos asentamientos.
Spencer: Pero aquellas circunstancias desesperadas no explican del todo la decisión de construir una ciudad cerca del trazado de la ciudad de Commerce. Para comprenderlo de manera cabal, debemos tener en cuenta el optimismo que parecía estar arraigado en la personalidad de José Smith y la naturaleza visionaria de su liderazgo.
Matt: A pesar de estar ubicada en un lugar pantanoso, a pesar de las condiciones insalubres en las que vivían los santos en ese momento, creo que vieron el potencial de Nauvoo. Por estar ubicada junto al río Misisipi, creo que tenían la esperanza de que fuera una ciudad portuaria importante para los barcos de vapor que circulaban por el río, por lo que podía ser un lugar de dinámica actividad comercial. Además, creo que José Smith había tenido una visión realmente extraordinaria de Nauvoo. En 1840, incluso les dijo a los santos, cuando aún sufrían de malaria, cuando aún intentaban construir la ciudad —que estaba aún en esas difíciles condiciones, en un lugar que aún no era muy agradable para vivir—, les dijo a los santos en un sermón que Nauvoo llegaría a ser una de las mejores ciudades del mundo. Y pienso que José de verdad lo creía. Pienso que él en verdad creía que fueran cuales fueran las condiciones del lugar en ese momento, si trabajaban arduamente, si confiaban en el Señor, podían transformarlo en una gran ciudad. Creo que fue sobre todo gracias a la visión de José, a su liderazgo, que Nauvoo se transformó en una ciudad bastante extraordinaria de Illinois.
Spencer: Los santos comenzaron a edificar una nueva ciudad en circunstancias que no eran las ideales. La primera tarea era drenar las zonas pantanosas de la península. Resultó que no las causaba el río, sino los manantiales provenientes del promontorio de más arriba. Una vez que se drenó el agua estancada de la tierra, descubrieron los abundantes recursos que habían estado allí todo el tiempo. Y pudieron usar esos recursos para construir, entre ellos arcilla, ideal para fabricar ladrillos rojos hermosos y sólidos.
Más adelante, en la Conferencia General de octubre de 1839 de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, celebrada en Commerce, Illinois, los líderes de la Iglesia anunciaron que aquella zona, a la que ya habían comenzado a llamar Nauvoo, sería un lugar de recogimiento para los Santos de los Últimos Días. Poco después, la Primera Presidencia envió una carta a los santos que estaban dispersos en el exterior, a fin de instar, a quienes pudieran hacerlo, a congregarse con los santos en su incipiente asentamiento.
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Spencer: José Smith explicó a los santos que la palabra “Nauvoo” era de origen hebreo, que “significaba un lugar o una ubicación hermosa” y que implicaba la idea de reposo. José y quienes lo acompañaban le pusieron este nombre a su nuevo hogar con la esperanza de que se convirtiera en un lugar hermoso y un lugar de reposo. Pero ¿durante cuánto tiempo?
Hace años, cuando mi trabajo sobre Los documentos de José Smith me llevó a estudiar de manera detallada la fundación de Nauvoo, a menudo me preguntaba hasta qué punto aquellos colonos pensaban en esa ciudad como un hogar permanente. Después de todo, la razón por la que habían ido a Misuri era que creían que era el lugar que Dios les había indicado para que edificaran Sion. Ahora habían sido expulsados del estado. ¿Creían que su estadía en Illinois sería provisional? El cambio en la manera de pensar de los Santos de los Últimos Días acerca de la posible permanencia en Nauvoo ocurrió de manera gradual; fue un proceso marcado por algunos puntos clave. Uno de esos fueron las conversaciones sobre la construcción de un nuevo templo.
Alex: Creo que Nauvoo, en realidad, se hizo permanente —más que una reubicación provisional de refugiados que esperaban volver a Misuri— con el anuncio de la construcción de un templo. Cuando Nauvoo se convirtió en una ciudad con un templo, entonces logramos permanencia allí. Cuando quedó claro que no sería posible regresar de inmediato a Misuri, ni siquiera para recuperar las propiedades perdidas —los terrenos y los edificios—, el Señor les dijo, por medio de José, que iban a permanecer en Illinois más tiempo. Creo que Nauvoo se volvió más permanente cuando se dieron cuenta de que iban a construir un templo y que tendrían acceso a él. Es un poco complicado precisar el momento en que los santos comenzaron a concebir la construcción de un templo en Nauvoo, pero es probable que fuera durante el año posterior a su llegada. Llegaron a la zona de la península donde estaba Commerce en el verano de 1839 y, en abril de 1840, había rumores sobre la construcción de un templo. No se anunció hasta la conferencia de octubre, en octubre de 1840, que construirían un templo. Y no se hizo oficial hasta enero del año siguiente, en la revelación de enero de 1841 que corresponde a la sección 124 de Doctrina y Convenios. La revelación determinó que Nauvoo sería un nuevo lugar de recogimiento para la Iglesia gracias a que allí se construiría el templo.
Spencer: Para José Smith y los santos, Misuri no había quedado completamente en el pasado. A los Santos de los Últimos Días se los había obligado a salir de sus tierras y muchas de sus propiedades habían sido confiscadas por los populachos. Si no podían recuperar esas tierras, querían que se los indemnizara por ellas. Todas las apelaciones que presentaron ante los funcionarios de Misuri habían culminado en la expulsión del estado con amenazas de exterminio. Los líderes de la Iglesia decidieron en 1839 que había llegado el momento de dirigirse al Gobierno federal en Washington D. C.
Por tanto, en noviembre de 1839, José Smith, Sidney Rigdon y Elias Higbee formaron una delegación para presentarse ante el Gobierno federal y viajaron a la capital. Llevaron con ellos un memorial al Congreso y cientos de declaraciones juradas de miembros de la Iglesia que daban fe de las persecuciones que sufrieron en Misuri y que desglosaban las propiedades perdidas.
En la capital, José Smith y Elias Higbee se reunieron con el presidente Martin Van Buren en la Casa Blanca y le pidieron que los ayudara con sus peticiones al Congreso. Argumentando la preocupación por su reelección, Van Buren se rehusó a ayudarlos. Luego, el Congreso consideró el memorial de la Iglesia en una audiencia especial del Comité Judicial del Senado, pero dicho comité determinó finalmente que el Gobierno federal no tenía jurisdicción en el caso, que era una cuestión entre los santos y Misuri, y que la doctrina vigente de los derechos de los estados les impedía intervenir para proteger los derechos de una minoría religiosa.
¿Qué tuvo que ver ese viaje a Washington D. C. con la fundación de Nauvoo? Hizo que José se convenciera de que en ese momento no podía contar con el Gobierno federal para proteger los derechos de ciudadanía de los santos. Esperaba que Illinois demostrara ser mejor que Misuri en ese sentido, pero tampoco podía contar con eso.
El viaje a la capital, casi con total seguridad, influyó en la manera en que José y otras personas concebían los poderes y las medidas de protección que enumerarían en los estatutos de Nauvoo. Podían esperar obtener ayuda de otras personas, pero no podían contar con ella.
Alex Smith compartió varias de sus ideas sobre el proceso de constitución de Nauvoo en 1840 y 1841.
Alex: Cuando los líderes de Nauvoo se plantearon por primera vez la constitución de Nauvoo como ciudad, creo que debemos tener en cuenta el momento y preguntarnos por qué lo hicieron en ese momento y qué esperaban lograr con ello. Y todo parece girar en torno a la llegada de John C. Bennet a Nauvoo. Él no era miembro de la Iglesia en ese momento; no tardó en unirse a la Iglesia, pero era el intendente general de la milicia de Illinois. Mantenía correspondencia con José, se mudó a Nauvoo, era versado en constituciones legales y tenía experiencia en ese ámbito. Creo que él pudo haber sido el factor de motivación. En el otoño de 1840, o a principios del invierno, él y José comenzaron a redactar el texto de los estatutos de la ciudad de Nauvoo y otras instituciones, y presentaron el texto a la 12.ª Asamblea General de la legislatura de Illinois en diciembre. Pero el documento de constitución de Nauvoo incluye tres estatutos separados: un estatuto para la ciudad, un estatuto para la Universidad de Nauvoo y un estatuto para la Legión de Nauvoo. Y cada uno de ellos nos da indicios sobre lo que los líderes de la Iglesia, José y otras personas, estaban tratando de hacer en Nauvoo.
Spencer: ¿Qué estaban tratando de hacer los Santos de los Últimos Días en Nauvoo? Trataban de establecer un lugar donde pudieran vivir y practicar su religión en paz.
Alex: Venían de años de persecución en Misuri y trataban de resguardarse en los aspectos legal, militar y físico de la repetición de esas experiencias. Y, así, el estatuto de la ciudad proporcionaba a Nauvoo líderes, su propio cuerpo legislativo, su propio cuerpo judicial en esa singular ciudad y la capacidad de tener su propia unidad de milicia. Las unidades de milicia independientes de la milicia estatal eran algo popular. De hecho, Illinois instó en gran medida a las ciudades, los pueblos y a grupos de personas que deseaban constituir una milicia a que lo hicieran. Los cuerpos independientes de milicia solían estar mejor armados, mejor entrenados y mejor preparados que las mismas unidades de la milicia estatal. De todos modos, los santos necesitaban una manera de defenderse, tanto de los ataques físicos como de los problemas legales. La Carta de constitución de Nauvoo realmente otorgó mucho poder a la ciudad, un hecho que se transformó en una piedra de tropiezo para los opositores de los Santos de los Últimos Días y de los ciudadanos de Nauvoo en los años siguientes. Pero cuando fue aprobada por la legislatura, lo hizo con mucho éxito. Se dice que no hubo ni un solo voto en contra y que tanto el partido Whig como los demócratas buscaban activamente el voto mormón y nadie trató de oponerse a la aprobación del estatuto. De hecho, hicieron todo lo posible para que se aprobara.
Spencer: Entre los integrantes de la legislatura de Illinois que votaron a favor de la constitución de Nauvoo, y que luego felicitaron a John C. Bennet por la aprobación del proyecto de ley, se encontraba un joven prometedor llamado Abraham Lincoln. Otra persona prometedora, Stephen A. Douglas, también expresó sus felicitaciones a Bennett.
En los años subsiguientes, quienes criticaban a la Iglesia en Illinois exigieron la revocación del estatuto de Nauvoo, alegando que otorgaba demasiados poderes a los funcionarios de la ciudad. Aunque la concentración de los poderes de la ciudad era singular, Alex explica que la mayor parte de esos poderes individuales no eran exclusivos de las ciudades de Illinois en ese momento.
Alex: Pero a pesar de que otorgaba muchos poderes, creo que muchas veces nos equivocamos al considerar que era demasiado atípico. Illinois había constituido cinco ciudades con anterioridad a Nauvoo: Springfield, Chicago, Alton, Galena y Quincy. Y si nos fijamos en la redacción del estatuto de Nauvoo, se ve que en realidad se usó un lenguaje genérico tomado de todas ellas. Por ejemplo, que el alcalde era la cabeza del sistema judicial de la ciudad, o que el tribunal municipal podía emitir órdenes judiciales que incluían el habeas corpus, parecían ser herramientas poderosas a disposición de los santos, pero en realidad cada uno de esos poderes incluidos en el estatuto de Nauvoo se encuentran en alguno de esos otros estatutos. Es cierto que la combinación de poderes es probablemente algo exclusivo de Nauvoo, pero no es algo que se dispuso para que se convirtiera en un territorio totalmente independiente; simplemente se usa un lenguaje que se tomó de uno u otro estatuto.
Spencer: José Smith y los santos celebraron la constitución de Nauvoo y el estatuto de la ciudad. Fue un momento de esperanza, un acontecimiento que creyeron que los conduciría a la paz y la prosperidad en el futuro, un futuro en el que la ciudad estaría a la altura de la promesa de su nombre, un “lugar hermoso” y un lugar de paz.
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Spencer: En enero de 1841, las cosas parecían ir bien para José Smith y los santos de Nauvoo. Su ciudad prosperaba luego de surgir de un pantano; su estatuto prometía protección contra futuras persecuciones y tenían planes de construir un nuevo templo.
Pero eso era solo el principio. En el mismo mes en que Illinois otorgó el estatuto a Nauvoo, José Smith publicó una revelación. Entre otras cosas, aquella revelación prometía que el nuevo templo sería diferente de la Casa del Señor de Kirtland; que en el Templo de Nauvoo Dios restauraría la “plenitud del sacerdocio”. Hablaremos acerca de la manera en que los Santos de los Últimos Días comprendieron esa promesa y cómo se sintieron motivados a construir aquel edificio nuevo y sagrado, en el próximo episodio de El Templo de Nauvoo: Un pódcast sobre Los documentos de José Smith.