Spencer McBride: En 1844, la construcción del Templo de Nauvoo se enfrentaría a su etapa más dura. Fue en ese año cuando la tensión entre los Santos de los Últimos Días de Nauvoo y muchos de sus vecinos alcanzó un nivel crítico. Ese verano, la tensión se transformaría en violencia del populacho, violencia que condujo al asesinato de José y Hyrum Smith.
Los santos encargados de construir el Templo de Nauvoo, que lo veían como un mandamiento de Dios, ¿cómo terminaron el proyecto después de la muerte de José? De la obra en el Templo de Nauvoo en medio de una serie de agresiones y violencia, hablaremos en este episodio de El Templo de Nauvoo: Un pódcast sobre Los documentos de José Smith, y yo soy Spencer McBride, su presentador.
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Spencer: Episodio 6: Martirio, dedicación y éxodo
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Spencer: ¿Qué causó la tensión entre los santos de Illinois y algunos de sus vecinos? Esa es una gran pregunta y los historiadores han dedicado años a responderla. Intentaré dar una respuesta resumida.
Esa tensión se debió a varios motivos, pero, en resumen, el crecimiento de la comunidad de los Santos de los Últimos Días puso nerviosos a algunos residentes de Illinois, especialmente a los que vivían en el condado de Hancock, donde se encuentra Nauvoo. Temían lo que consideraban una combinación de poder religioso y cívico en Nauvoo y les preocupaba la concentración del poder político y económico en el condado a medida que esa ciudad crecía. Muchos creían que José Smith tenía demasiado control, que tenía demasiado poder.
Esas inquietudes se vieron agravadas por la práctica de los santos de votar en bloque por candidatos políticos que creían que protegerían sus derechos. Y como Illinois estaba tan dividido entre los dos partidos políticos principales, en las elecciones estatales, los santos —a pesar de ser una pequeña minoría— jugaron un papel clave al determinar quiénes ganaban las elecciones más reñidas.
Además, la singular combinación de poderes en el estatuto de la ciudad de Nauvoo preocupaba a algunos residentes de Illinois. ¿Recuerdan cuando hablamos de este estatuto en el episodio 1? Pues bien, mientras que José y otras personas consideraban esos poderes necesarios para proteger sus derechos de ciudadanía, especialmente como minoría religiosa, y para evitar que se repitiera la persecución que sufrieron en Missouri, los críticos creían que el estatuto ponía a José por encima de la ley.
Finalmente, muchos de esos críticos de José Smith y de la Iglesia se unieron y formaron un partido que llamaron el Partido Antimormón, y juntos decidieron expulsar a los santos del estado, tal como lo había hecho el populacho en Misuri.
Pero detrás de todas esas razones para sentir hostilidad por los santos en Illinois se encontraban los prejuicios religiosos. Los antimormones, aun cuando expusieron sus preocupaciones seculares, como el posible dominio económico y el voto en bloque, se burlaban de las creencias de los Santos de los Últimos Días. Decían que era una religión falsa y llamaban “fanáticos” a los santos. Estas eran tácticas comunes en los Estados Unidos del siglo XIX. Era una forma de justificar la violencia ilegal, de decir que los populachos que formaban no perseguían a una minoría religiosa, sino que en realidad estaban eliminando una amenaza para la sociedad democrática. Pero, en realidad, esos prejuicios religiosos influyeron en muchas de las preocupaciones más seculares de los antimormones.
Con el aumento de la tensión en el condado de Hancock, Illinois, José y otros líderes de la Iglesia deliberaban en consejo regularmente sobre la mejor forma de proceder. ¿Cómo podían proteger mejor a los santos? Esas medidas potenciales incluían marcharse del estado de Illinois y los Estados Unidos de América por completo. Jeffrey Mahas, historiador del proyecto Los documentos de José Smith, explica:
Jeffrey Mahas: Durante varios meses antes de su muerte, José Smith y muchos de los líderes de la Iglesia se dieron cuenta de que se les estaba acabando el tiempo en Illinois. Aquel lugar había sido un refugio para ellos durante un tiempo, pero la continua oposición de sus vecinos en Misuri, así como la creciente hostilidad en el condado de Hancock y los condados vecinos en Illinois, estaba llevando a estos hombres a darse cuenta de que necesitaban buscar un hogar en otro lugar, no podían pretender quedarse allí para siempre. Así que, entre febrero y marzo, comenzaron a planificar el envío de hombres al oeste, al Territorio de Oregón, al territorio mexicano de Alta California, a algún lugar de las Montañas Rocosas o más al oeste, a algún lugar donde los santos pudieran tener un hogar en el oeste.Estos y otros planes acabaron en una organización que se conoce como el Consejo de los Cincuenta, porque fueron poco más de cincuenta hombres los que se sumaron a esta organización.El Consejo de los Cincuenta estudió muchas posibilidades. Enviaron a un miembro a Washington D. C. para averiguar sobre la posibilidad de que los santos construyeran fuertes para los Estados Unidos en el Territorio de Oregón y permitir que los santos se trasladaran al oeste con ese fin. Investigaron un poco la posibilidad de instalarse en el vasto territorio de Alta California, en el oeste, y también se plantearon fundar una colonia de santos en Texas, que era un proyecto particular de los santos que habían estado recogiendo madera para el Templo de Nauvoo en Wisconsin, a quienes les preocupaba que los echaran de sus tierras y, como alternativa, dijeron que todos debían ir a Texas. Todos estos planes fueron objeto de consideración.
Spencer: Sin embargo, a pesar de lo seriamente que José Smith y otras personas se plantearon marcharse de los Estados Unidos, fueron igual de serios al buscar maneras de permanecer de forma segura en Nauvoo, o al menos mantener una parte de la Iglesia en esa ciudad. Para lograrlo, los líderes de la Iglesia reconocieron que necesitaban la protección del Gobierno de los Estados Unidos. Y fue así como José y otras personas pusieron en marcha diferentes iniciativas. Por ejemplo, José anunció su candidatura a la presidencia de los Estados Unidos en enero de 1844. El consejo de la ciudad solicitó al Congreso que Nauvoo se convirtiera en una ciudad federal, lo que le otorgaría un estatus similar al de Washington D. C. y, por tanto, conllevaría la protección federal. Los santos solicitaron al Congreso que nombrara a José Smith general del ejército para proteger a los ciudadanos que se trasladaban al oeste, hacia Oregón y California, una medida que, de nuevo, permitiría la protección federal de los santos.
Pero todas esas medidas eran difíciles de llevar a cabo, y todas fracasarían, pero reflejan lo desesperada que se estaba volviendo la situación en Nauvoo. Sin embargo, en medio de todo esto, los santos continuaron construyendo el templo. Y a medida que la construcción se acercaba a su culminación, eso fue algo que tal vez los animó.
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Spencer: A medida que la construcción del templo avanzaba, los obreros pudieron dedicar más atención a los pequeños detalles del edificio. Entre esos detalles se encuentran las piedras del sol, la luna y las estrellas talladas en los muros exteriores del templo. Para entender mejor el simbolismo de estas piedras, hablé con Matthew McBride, director de la División de Publicaciones del Departamento de Historia de la Iglesia.
Matthew McBride: Es interesante que, como Santos de los Últimos Días hoy en día, miramos ese edificio y vemos las lunas, los soles y las estrellas, y el primer pensamiento que nos viene a la cabeza es que son un símbolo de los tres grados de gloria celestial que nos esperan a todos después de la resurrección. Se encuentran en la revelación que actualmente es la sección 76 de Doctrina y Convenios. Los llamamos los tres grados de gloria.
Spencer: Matthew se refiere a una visión de 1832 registrada por José Smith y a un pasaje bíblico más corto de 1 Corintios, capítulo 15, que se refiere a tres grados de gloria celestial similares a las estrellas, la luna y el sol en su respectivo brillo.
Matt: Pero si uno se fija mejor, se puede ver que la luna está en la parte inferior, y luego hay un sol y estrellas que se encuentran alrededor de la parte superior, y uno cree que están desordenados. ¿Qué sucede con esto? El lugar en el que debemos buscar —para entender lo que creemos que José Smith pretendía con estos símbolos en el edificio— es el libro del Apocalipsis. Tenemos una fuente en particular que fue escrita por uno de los constructores principales del Templo de Nauvoo: Wandle Mace. Él dice que ese orden arquitectónico, esos elementos de diseño de la luna, el sol y las estrellas, colocados tal como están, sirven para representar a la mujer de la que se habla en el capítulo 12 del libro del Apocalipsis. Allí se la describe con la luna a los pies, su rostro brilla como el sol y tiene una corona de estrellas alrededor de la cabeza, que corresponde a los elementos arquitectónicos. Es interesante pensar en por qué José Smith habría elegido esto. Esta mujer, dijo José Smith, representaba a la Iglesia. Está huyendo de un dragón, tiene dolores de parto, está dando a luz a un niño. Y el niño al que da a luz, dice José Smith, es el Reino de Dios.
Spencer: ¿Qué estaba tratando de transmitir José Smith con este simbolismo?
Matt: El simbolismo arquitectónico pretende representar la idea de la Iglesia huyendo del mundo. Pensemos en las ideas de José Smith sobre el Milenio, sobre cómo la Iglesia desempeña un papel en la preparación del camino hacia el Milenio. Tenemos que congregarnos, tenemos que huir del mundo, tenemos que construir un templo —un lugar al que Jesucristo pueda regresar—, y entonces Su regreso dará inicio a un reino terrenal gobernado por Dios mismo. Esto corresponde muy bien a la interpretación de José Smith del capítulo 12 de Apocalipsis. La mujer —que es la Iglesia— huye del dragón, llega a un lugar y da a luz al hijo que representa el Reino de Dios. Y así José ve que en esa arquitectura se ejemplifican estas ideas sobre el papel que debe desempeñar la Iglesia en la preparación de ese reino milenario. Y cuando uno piensa en todo lo demás que José Smith hizo en Nauvoo —la introducción de las ordenanzas del templo, incluida la creación del Consejo de los Cincuenta—, y en lo que pensaban al respecto, pues bien, si el Salvador viniese ahora, ¿cómo sería el gobierno? ¿Cómo sería ese reino teocrático? Se siente fascinado pensando en cómo la labor que llevaban a cabo como Iglesia estaba relacionada con cómo sería el mundo después de la venida de Jesús.
Spencer: Matthew me dijo que José Smith se inspiró en el libro del Apocalipsis para diseñar otras partes del templo.
Matt: Por ejemplo, las estrellas. Es una estrella de cinco puntas que está invertida. Tenemos al menos una fuente de los Santos de los Últimos Días del siglo XIX que describe esa estrella, tal como aparece en el Tabernáculo de Logan, como “la estrella de la mañana”. En Apocalipsis, “la estrella resplandeciente de la mañana” es Jesucristo, que regresa.
Spencer: Y la veleta del ángel, colocada encima del Templo de Nauvoo, también está relacionada con el libro del Apocalipsis.
Matt: Había muchos edificios, muchas iglesias en la incipiente nación estadounidense, que tenían veletas de ángeles. Y la gente siempre creyó que esas veletas representaban al ángel Gabriel y otras cosas. En este caso, sabemos que la veleta se creó e instaló en el templo. Y en la medida en que esa veleta coincide con el diseño que sabemos que proviene de William Weeks para la veleta, este ángel se representa con una trompeta y lleva un libro. Está postrado, está volando por el aire, lo que evoca el pasaje del Apocalipsis sobre el ángel que vuela por en medio del cielo, que tenía el Evangelio eterno para predicarlo a los que moran en la tierra. Esta sujetando un libro. El libro del Apocalipsis es un lugar fructífero para tratar de entender el simbolismo, incluidas las piedras de trompeta que conforman el ábaco, la gran y ancha placa que se encuentra en la parte superior de las piedras del sol con estas trompetas. Representan el sonido de las trompetas de los ángeles de los capítulos 8 y 9 de Apocalipsis. Los ángeles tocan las trompetas y luego pronuncian los males de los últimos días. Y después de que la última trompeta haya sonado, hay una voz que dice: “[He aquí,] [l]os reinos del mundo han venido a ser reinos de nuestro [Dios] y de su Cristo”. Todas estas ideas sobre la Segunda Venida, sobre el incipiente Reino de Dios en la tierra, sobre los peligros de los últimos días y el papel que se supone que debe desempeñar la Iglesia, todo está incorporado en la arquitectura del templo.
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Spencer: Los visitantes de Nauvoo solían hacer comentarios sobre el templo y su arquitectura. En mayo de 1844, José mostró la ciudad a dos invitados prominentes: Josiah Quincy y Charles Francis Adams, de Massachusetts. En su diario, Quincy registró su fascinación con el rostro que un obrero estaba tallando en una de las piedras del sol. José Smith y los santos estaban orgullosos del templo y esperaban con anhelo el día de su culminación. Lamentablemente, José Smith no viviría para ver ese día.
El 27 de junio de 1844, finalmente estalló la tensión en el condado de Hancock. Un populacho armado irrumpió en la cárcel de Carthage, Illinois, donde José y Hyrum Smith estaban detenidos, acusados de haber provocado disturbios y haber cometido traición. El populacho disparó contra los hombres y, cuando el humo se disipó, José y Hyrum estaban muertos.
Aquel fue un momento trágico en la historia de la Iglesia y Nauvoo se vistió de luto. Los santos lloraron; para ellos, José y Hyrum murieron como mártires. El martirio es un acontecimiento histórico tan importante que podría ser objeto de un pódcast totalmente diferente.
Pero en la historia del Templo de Nauvoo, el martirio resultó ser un punto de inflexión. Los santos tenían que terminar el templo sin su profeta y tenían que hacerlo con la esperanza de poder quedarse el tiempo suficiente como para usar el templo una vez finalizado. La muerte de José y Hyrum Smith interrumpió la construcción del templo durante un breve tiempo; sin embargo, aceleró las cosas a largo plazo. El historiador Alex Smith explica cómo ocurrió esto.
Alex Smith: No hay duda de que el asesinato de José y de Hyrum paralizó de inmediato la construcción del templo. Se nos dice que, durante varias semanas inmediatamente después del martirio, no se hizo ningún trabajo en el templo. Si mal no recuerdo, el libro de horarios de los trabajadores solo refleja que se pagó a los vigilantes durante las semanas siguientes al martirio. Pero si el martirio generó o no un sentimiento de urgencia es una buena pregunta. Creo que, ya a principios de 1844, se sabía que Nauvoo había dejado de ser un hogar para los santos a largo plazo. El Consejo de los Cincuenta ya estaba buscando un lugar fuera de los Estados Unidos para que los santos se trasladaran en masa. La muerte de José, probablemente, recalcó el hecho de que no eran bienvenidos allí, pero en lo que respecta a generar un sentimiento de urgencia, creo que los santos entendieron, con la construcción del templo en 1844 y 1845, que se iban a marchar, que estaban a punto de hacerlo.
Spencer: Pero a medida que se apresuraban a terminar el templo, los líderes de la Iglesia también tenían que saber a dónde podían trasladarse para estar seguros. Jeffrey Mahas lo explica:
Jeffrey: Durante un tiempo, muchos Santos de los Últimos Días estuvieron divididos y en desacuerdo sobre lo que debían hacer. Algunos de ellos, como James Emmett, que había estado al tanto de algunas de las conversaciones del Consejo de los Cincuenta, dijo: “Se acabó, el tiempo de Nauvoo ha terminado. Me voy de aquí”, y lideró a poco más de cien santos hacia el oeste, en medio de la nada, en un viaje desafortunado tratando de encontrar refugio en el oeste. Hubo otros, como Lyman Wight, que dijo: “José me dijo que fuera a Texas y voy a ir a Texas”. Así que reunió un grupo y pasaron el invierno en Wisconsin, pero planificaban irse a Texas la siguiente primavera, y así lo hicieron. Hubo otros como Sidney Rigdon, que había sido enviado a Pittsburgh como parte de la campaña presidencial de José Smith, que también creyeron que Nauvoo había terminado. Por el contrario, Brigham Young y los Doce tenían una postura muy firme. “No, nos quedaremos aquí. Vamos a construir el templo. Esa es nuestra máxima prioridad”.
Spencer: Sin embargo, por encima de todas esas consideraciones había dos preguntas: ¿Cuánto tiempo les quedaba en Nauvoo? ¿Y sería suficiente para terminar el templo?
Jeffrey: En enero de 1845, la oposición estatal contra los santos iba en aumento y llevó a la Legislatura estatal de Illinois a revocar el estatuto municipal de Nauvoo. En ese momento, los santos estaban muy preocupados por lo que les iba a pasar. Consideraban su estatuto un baluarte de libertad, algo que los protegía de las agresiones antimormonas. Con el estatuto tenían su propio sistema judicial, tenían su propia unidad de milicia, y ahora habían sido despojados de todo aquello y sentían este temor: ¿qué sería lo próximo que les iba a pasar?
Spencer: Durante este período, el 24 de enero de 1845, Brigham Young y otros se reunieron en el templo y oraron para saber si debían permanecer en Nauvoo el tiempo suficiente como para terminar la construcción. Brigham registró en su diario que la respuesta que recibieron fue “sí”.
Jeffrey: Y, desde ese momento, nadie dudó ni cuestionó esa decisión. Se quedaron —pasara lo que pasara— y terminaron el Templo de Nauvoo. Durante todo ese tiempo, hubo amenazas de oposición, hombres como Lyman White o Sidney Rigdon, quienes dieron la espalda a Nauvoo y creyeron que el templo era un esfuerzo fallido. Hubo rumores de que estos hombres iban a tratar de destruir el templo, a tratar de detener el trabajo de alguna manera. Y así se produjo una creciente cultura de vigilancia y temor entre los santos, al mismo tiempo que estaban tratando de hacer todo lo posible por construir la estructura. Durante todo el invierno de 1844 y 1845, trabajaron mucho y muy rápidamente colocaron los andamios y trataron de terminar y completar las paredes. En mayo de 1845, pudieron colocar las piedras de coronamiento en los muros externos del Templo de Nauvoo.
Spencer: Hubo un momento en 1845 en que la construcción del templo casi se detuvo por completo debido a la falta de fondos. Pero, entonces, un converso italiano llamado Giuseppe Taranto, o Joseph Toronto, como prefirió ser llamado en los Estados Unidos, ofreció su ayuda. Donó 2600 dólares en oro, todos los ahorros de sus años de trabajo como marinero. Era casi todo lo que tenía y su inmenso sacrificio permitió continuar la construcción del templo en un momento crítico.
La presión externa siguió creciendo, pero Brigham Young finalmente definió su plan de acción; y terminar el templo siempre fue una parte fundamental de ese plan.
Jeffrey: A lo largo de ese otoño, siguieron haciendo planes para completar la estructura, y el templo tuvo probablemente uno de los períodos más productivos en la historia de su construcción mientras los santos se apresuraban por finalizarlo. Al mismo tiempo, una vez que se les revocó el estatuto, Brigham Young, los Doce y otros líderes de la Iglesia reconocieron, una vez más, que no podían quedarse allí para siempre. Tenían la esperanza de poder mantener Nauvoo como una especie de ciudad del templo, como sede de su templo, durante el mayor tiempo posible mientras la sede de la Iglesia se trasladaba a otro lugar. Y así Brigham y el Consejo de los Cincuenta comenzaron a buscar, de nuevo, a dónde ir y qué podían hacer. ¿Dónde podían ir los santos para conseguir la paz? ¿Dónde no serían atacados ni enfrentarían la oposición de sus vecinos? Durante los meses siguientes, fueron reduciendo poco a poco las posibilidades de ir a Oregón, Texas y Alta California, hasta quedarse con la Alta California. Al final del verano, determinaron más específicamente que se trataba de la Gran Cuenca, y el 9 de septiembre de 1845, Brigham Young convocó al Consejo de los Cincuenta y les dijo que se marchaban a un lugar cerca del Gran Lago Salado.
Al día siguiente, justo después de tomar esa decisión, volvió a desatarse la violencia antimormona en el condado de Hancock. Un grupo de atacantes comenzó a quemar las casas de los Santos de los Últimos Días que vivían en otras partes del condado, lejos de la ciudad, y durante un mes se libró una guerra civil abierta entre los Santos de los Últimos Días y los antimormones en el condado de Hancock. Esa violencia solo terminó cuando Brigham y los santos declararon públicamente sus intenciones de abandonar el estado en la primavera siguiente y la milicia estatal acudió para tratar de mantener la paz entre las dos partes enfrentadas. Cuando llegó la noticia de que los antimormones habían aceptado que los santos abandonaran el estado, Brigham y el Consejo de los Cincuenta se alegraron, porque los antimormones desconocían algo importante. Ya habían previsto marcharse, pero seguían teniendo la esperanza de poder terminar el templo. Y en noviembre —a finales de noviembre—, el templo estaría lo suficientemente completo como para poder terminar el piso del ático y dedicarlo. Y el 10 de diciembre de 1845, comenzarían a efectuar ordenanzas dentro del Templo de Nauvoo.
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Spencer: En diciembre de 1845, el templo no estaba totalmente terminado, pero sí lo suficiente como para empezar a usarlo para las ceremonias de investidura y sellamiento. Y, como explica Matthew McBride, esas circunstancias dieron lugar a una dedicación del templo como ninguna otra en la historia de la Iglesia.
Matt: Probablemente sea la historia de dedicación de un templo más interesante de la historia. En primer lugar, el templo fue dedicado por partes. Querían continuar con los bautismos por los muertos. En la primavera y el verano de 1841, todo lo que tenían eran algunas paredes del sótano, pero trabajaron arduamente para que, en ese mes de octubre, las paredes estuvieran lo suficientemente altas, se pudiera instalar la pila bautismal y se pusiera un techo de madera provisional sobre la parte superior de las paredes donde se encontraban. Y entonces se dedicó ese espacio para que pudieran seguir realizando bautismos por los muertos. El trabajo continuó y llegó el otoño de 1845, momento en el que el templo estaba lo suficientemente terminado como para comenzar a efectuar la investidura en el templo y presentarla a un gran número de miembros de la Iglesia. Hubo un grupo muy pequeño que había recibido la investidura de manos de José Smith y que se reunió en el ático del templo, que ahora estaba preparado y dividido con lienzos. Decoraron la Sala del Consejo en el extremo este del ático y luego realizaron una ceremonia privada de dedicación. Y solo ellos lo sabían, así que no se hizo con mucha pompa, pero ese espacio se dedicó para presentar la investidura.
Spencer: Hablaremos de la administración de la investidura en el templo en un momento, pero en lo que respecta a la dedicación del templo, la dedicación de todo el edificio en realidad ocurrió meses más tarde, después de que Brigham Young y otros líderes de la Iglesia ya se hubieran marchado de Nauvoo.
Matt: En febrero de 1846, los miembros de la Iglesia comenzaron a abandonar Nauvoo, con el templo aún sin terminar. Algunos de los que se quedaron atrás, después de que esos primeros grupos se fueran, eran ciertamente personas más pobres y que no tenían medios para irse todavía, o que estaban esperando a vender su propiedad para poder irse, pero también permaneció allí un grupo de trabajadores de la construcción del templo, que acabaron de instalar en el sótano un piso de ladrillos rojos en forma de espiga y terminaron gran parte del enyesado y la pintura en diferentes partes del edificio. Realizaron varias tareas finales. Pintaron una inscripción al final del salón de actos principal del primer piso que decía: “El Señor ha visto nuestro sacrificio: sígannos”. Y todo este trabajo se hacía mientras los santos salían, compañía tras compañía. En abril se tomó la decisión de que, aunque no todas las partes del edificio estaban terminadas, sí estaba lo suficientemente terminado como para haber cumplido el mandato que Dios les había dado de construir y completar ese templo. Hicieron su sacrificio y decidieron llevar a cabo una dedicación, e incluso tuvieron dos ceremonias de dedicación. El 30 de abril, tuvieron una dedicación privada en la que se reunieron los trabajadores del templo y las personas que habían sido investidas, ofrecieron una oración y dedicaron su trabajo y todo el sacrificio que habían hecho para construir el templo a Dios. Al día siguiente, el 1 de mayo, celebraron una ceremonia pública de dedicación, algo que no hacemos en nuestros templos hoy en día. En parte, la razón por la que celebraron una ceremonia pública de dedicación fue para poder cobrar una entrada, y lo hicieron así para cobrar a los curiosos, a los forasteros, a la gente de las comunidades de los alrededores de Nauvoo, para que fueran a participar en la dedicación de aquel gran edificio público. La dedicación tuvo lugar en la sala de reuniones de la congregación, en la planta baja, porque se había diseñado para albergar a un gran grupo de personas. Y lo hicieron así para poder recaudar dinero para ayudar a los santos más pobres que permanecían en Nauvoo, especialmente a los trabajadores del templo, la gente que había estado trabajando en la construcción del templo para completarlo, de modo que tuvieran suficiente dinero para hacer el viaje a través del río y de Iowa. Hay relatos de la ceremonia pública escritos tanto por Santos de los Últimos Días como por otras personas que asistieron. Se pronunciaron discursos acerca del templo y se ofreció una oración dedicatoria. En muchos aspectos, fue un formato similar al de una sesión de dedicación que tendríamos hoy en día. Pero fue una ceremonia pública y cobraron entrada con el fin de intentar ayudar a esos trabajadores.
Spencer: Aunque la dedicación de todo el edificio tuvo lugar el 1 de mayo de 1846, la Iglesia había dejado de administrar la investidura en febrero.
Esto significa que la ceremonia de investidura únicamente se realizó en el Templo de Nauvoo entre el 10 de diciembre de 1845 y el 8 de febrero de 1846, un breve período de sesenta días.
Pero fueron sesenta días que no se parecieron a ningún otro período de la historia de Nauvoo. Fueron sesenta días que los hombres y mujeres que participaron en la obra del templo atesorarían para siempre. Después de años de dedicación, trabajo y sacrificio, por fin estaban recibiendo las bendiciones prometidas del templo. Por fin estaban participando de la plenitud del sacerdocio, como les había prometido aquella revelación de enero de 1841. Alex Smith describe lo ajetreado que estaba el templo en ese tiempo.
Alex: William Clayton, como registrador del templo, registró los nombres de aquellos que recibieron sus ordenanzas en el templo, tanto la investidura como los sellamientos, sellamientos por representante y todo tipo de ordenanzas. Los números eran sorprendentes a finales de diciembre, enero y principios de febrero. Mientras los santos estaban, literalmente, empacando los carromatos en enero y febrero, se tomaban el tiempo de efectuar la obra de las ordenanzas por centenares en el templo. Fue un gran esfuerzo para que el mayor número posible de personas pudiera recibirlas antes de marcharse. Había algunos miembros de la Iglesia que vivían dentro del templo, que dormían allí por la noche tratando de efectuar la obra antes de dejar su ciudad.
Spencer: Y ese ferviente deseo de muchos Santos de los Últimos Días por recibir la investidura y ser sellados hizo que Brigham Young y otros líderes de la Iglesia pasaran, con frecuencia, día y noche en el templo. Brent Rogers, historiador adjunto de Los documentos de José Smith, compartió conmigo algunas anotaciones del diario de Brigham Young.
Brent Rogers: Los líderes Santos de los Últimos Días comenzaron a administrar las ordenanzas a principios de diciembre de 1845 y, a partir de ese momento, Brigham Young pasó la mayor parte de su tiempo en el templo, administrando las ordenanzas y supervisando las ceremonias de investidura de miles de hombres y mujeres Santos de los Últimos Días. Hay un par de extractos del diario de Brigham Young que me parecen instructivos. El 11 de enero de 1846, la nota dice: “Pasé todo el día en el templo”. Y el lunes 19 de enero de 1846, el diario de Brigham Young dice: “Estuve [de pie] en el altar todo el día a excepción de [un tiempo a solas para tomar] un refrigerio”. Y nuevamente, demostrando que pasaba prácticamente todo el tiempo atendiendo a esas ordenanzas y ceremonias, otra anotación dice: “Durante toda la semana, mis actividades se concentraron por completo en los sellamientos y la unción de los santos”.
El propósito de organizar y supervisar estos rituales, ceremonias y ordenanzas era la base de la adoración y la actividad, especialmente para Brigham Young, pero está claro que también para los santos, porque entraron una persona tras otra, o una pareja tras otra, a lo largo de cada día de enero, mientras se preparaban para ir al oeste, fuera de los límites del estado de Illinois, y con el tiempo fuera de los límites del país, antes de que Estados Unidos volviera a adquirir aquellas tierras. Con respecto a la pregunta sobre qué efecto tuvo la decisión de dejar Nauvoo en la realización de ordenanzas en el templo, la respuesta es que tuvo un gran impacto, porque los miembros realmente buscaban la oportunidad de recibir sus ordenanzas y su investidura. Y Brigham Young pasaba día tras día, hora tras hora, deteniéndose solo el tiempo suficiente para tomar un refrigerio en algún lugar, para que los santos pudieran efectuar sus ordenanzas.
Spencer: Pero este período de intensidad de la obra del templo no podía durar para siempre. El tiempo se estaba acabando y los santos tenían que comenzar su éxodo de Nauvoo. Esto obligó a los líderes de la Iglesia a tomar algunas decisiones difíciles.
En ese momento también se pusieron de manifiesto la fe y la dedicación de los hombres y mujeres que construyeron el templo. Jeffrey Mahas cuenta la historia del último día en que la investidura estaría disponible en el Templo de Nauvoo.
Jeffrey: Uno de mis relatos favoritos sucede un poco antes de que los santos se vayan, un día antes de que los primeros carromatos crucen el río Misisipi, y se encuentra en el diario de Brigham Young. El 2 de febrero, Brigham Young dijo: “Hemos terminado. Tenemos que cerrar el templo, tenemos que cerrarlo todo, no podemos administrar más investiduras, no podemos realizar más sellamientos, tenemos que empacar e irnos”. Luego, en su diario, registró lo que sucedió al día siguiente: “A pesar de que había anunciado que no nos ocuparíamos de estas cuestiones, la Casa estuvo llena de gente todo el día. Tan grande era el anhelo que sentían, que los hermanos hubieran deseado que permaneciéramos allí y siguiéramos con las ordenanzas hasta que se nos impidiera continuar y nuestros enemigos nos cerraran el paso. Les dije que no era prudente, que no sería el último templo que edificaríamos, que aunque en esta casa no recibiéramos más bendiciones, ya habíamos sido recompensados abundantemente. Les dije que se duplicaría el deseo de construir el siguiente, en comparación con este, y que se sintieran satisfechos. Yo me iba a cargar mi carromato y a marcharme de allí de inmediato. Me alejé una cierta distancia del templo suponiendo que la multitud se dispersaría, pero al volver vi que la Casa estaba llena a rebosar, y contemplé y reconocí sus anhelos, pues tenían hambre y sed de la palabra. Comenzamos con los sellamientos y las unciones, y continuamos también con los lavamientos de día y de noche, logrando pasar de doscientas a trescientas personas en veinticuatro horas, y así pasamos la noche”. Vemos que justo antes de dejar la ciudad que habían construido, que habían amado, y especialmente este templo por el que se habían sacrificado tanto, muchos Santos de los Últimos Días no estaban dispuestos a dejarlo, no estaban dispuestos a marcharse sin participar en las ordenanzas que habían estado esperando. Y aunque Brigham Young y otros dijeron que era hora de partir, que era hora de esperar, muchos de los santos también se sentían, en palabras de Brigham, deseosos de recibir esas ordenanzas antes de salir de la ciudad, y así vemos que la obra del templo continuó durante una semana más.
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Spencer: Finalmente, los santos se marcharon de Nauvoo. Fueron al Valle del Gran Lago Salado y, con el tiempo, construirían nuevos templos. La Iglesia construiría templos por todo el mundo.
En febrero de 1846, cuando los carromatos empezaron a cruzar el río Misisipi y el templo empezó a desaparecer de la vista, todo eso quedaba en el futuro.
En su diario, el apóstol Wilford Woodruff registró sus sentimientos al ver Nauvoo por última vez. Escribió: “Dejé Nauvoo por última vez, quizás en esta vida. Contemplé el templo y la ciudad de Nauvoo al retirarme de ella y sentí que debía pedirle al Señor que lo conservara como monumento del sacrificio de Sus santos”.
Tal vez se pregunten qué pasó con el templo original de Nauvoo. Los santos se encontraban en una situación difícil. ¿Qué hace la Iglesia con un edificio tan sagrado cuando se ve obligada a abandonarlo?
¿Y cómo, con el tiempo, se respondería a la oración de Wilford Woodruff de que Nauvoo y el templo se erigieran como un monumento del sacrificio de los santos? Las respuestas a estas preguntas constituyen una parte importante de este relato. Y en ese punto la retomaremos en el próximo episodio de El Templo de Nauvoo: Un pódcast sobre Los documentos de José Smith.